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Absorbentes de humedad: ¿cómo y cuáles usar?

Publicado por S&P          marzo 10, 2017          Lectura: 3 min.

La humedad es está muy presente en nuestras vidas, bien sea en forma líquida impregnando determinados elementos o materiales de nuestra casa tales como paredes, techos, suelos,  sótanos, bodegas, etc.  o bien en forma de gas mezclada con el aire.  

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Actualizado el 22 de septiembre de 2023

¿Es la humedad perjudicial para nuestra salud?

La humedad  puede ser beneficiosa o perjudicial, así por ejemplo para la función vital de respirar es importante que el aire contenga una humedad relativa comprendida entre el 40% y el 85%, fuera de estos límites pueden aparecer ciertas incomodidades, especialmente  cuando la humedad es muy baja puede ocasionar molestias en las vías respiratorias.

Muy frecuentemente la  humedad constituye  un problema y se debe de evitar su aparición o bien se debe proceder a  su eliminación si ya ha se ha hecho evidente. La eliminación de humedades es conveniente realizarla por ventilación, aireando los espacios cerrados con un buen caudal de renovación del aire de manera que la humedad sea arrastrada por ese caudal hacia el exterior. Especialmente indicados son los aparatos deshumidificadores, sin embargo hay situaciones en las que no es posible  emplear la ventilación o la des humidificación mecánica  porque entraña muchas dificultades o porque es prácticamente imposible, así por ejemplo, la humedad que se crea en los contenedores de transporte de mercancías (sobretodo en los trayectos intercontinentales por mar) no es posible eliminarla por ventilación, por lo que se hace imprescindible el uso de sustancias absorbentes de la humedad.

¿Qué compuestos pueden absorberla?

Hay muchos compuestos higroscópicos que pueden actuar como absorbentes de la humedad, cabe citar entre ellos: el cloruro de sodio (sal de cocina), el cloruro de calcio, el cloruro de litio, el sílica gel (gel de sílice), arcillas, las sales hidratadas, las zeolitas, el bromuro de litio, sulfato de cobre, etc. Lo cierto es que muchos  de estos compuestos, ya sea por su toxicidad o  por su precio no tienen uso comercial como absorbentes de humedad, los más usados son el sílica gel, el cloruro  cálcico y las arcillas.

El sílica gel, también llamado gel de sílice y que en  contra de las apariencias no es un gel, químicamente es dióxido de silicio, se trata de un producto sólido que se suele presentar en forma de pequeñas esferas y es de los más conocidos y usados como absorbentes de humedad.  Se trata, como la mayoría de absorbentes de la humedad de un material micro poroso, que presenta una gran avidez por las moléculas de agua.

No requiere un cuidado especial  en su manipulación dada su baja toxicidad, aunque debe manejarse con cuidado cuando presenta coloraciones azul o naranja por los aditivos que se le han incorporado con el fin de indicar su grado de saturación (la coloración vira de un color a otro según el grado de humedad acumulada en el sílica gel).

Absorbente humedad: Sílica gel - S&P

El sílica gel es muy usado en empaques y expediciones de aparatos  o componentes electrónicos, así como en productos médicos y farmacéuticos. También se utiliza en máquinas de aire como pueden ser recuperadores de calor en su  versión entálpica. Está  presente en muchas otras aplicaciones y muy difundido comercialmente, se suele presentar en bolsas o saquitos que se colocan en el interior del embalaje del producto a proteger. Es un material muy bueno como absorbente de humedad con el inconveniente de un precio relativamente elevado para según qué aplicaciones.

Las arcillas (bentonita) y el cloruro cálcico son otros dos materiales  muy usados como absorbentes  de humedad, muy a menudo se ofrecen comercialmente como una mezcla de ambos, se suelen presentar también en bolsas o saquitos.  La toxicidad del cloruro cálcico es muy baja y el precio suele ser competitivo por lo que  tiene múltiples aplicaciones además de la de absorbente de humedad.

La mayoría de absorbentes de humedad pueden ser reciclados, es decir deshidratados, sometiéndolos a altas temperaturas con el fin de que expulsen la humedad acumulada en sus poros.  

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